Santiago Jordi Martín (Jerez de la Frontera, 1977) dimitió el pasado sábado 1 de octubre como presidente de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos (FEAE), en el curso de una asamblea general extraordinaria celebrada en Madrid. La decisión se produjo después de que la revista “Enólogos” publicara que Jordi había decidido prorrogar la legislatura y retrasar la celebración de las elecciones contraviniendo los estatutos, pese a que su mandato de cuatro años había expirado el día 7 de septiembre. Pero Santiago Jordi no ha renunciado a seguir al frente de la FEAE. En un hecho sin precedentes dentro de la organización, la asamblea general respaldó la creación de una comisión gestora integrada por los propios dimisionarios que, de este modo, siguen controlando la federación después de verse forzados a dimitir, a la espera de hacer público el calendario electoral cuando les parezca oportuno.
Además de la dimisión de Santiago Jordi también se vieron obligados a dejar sus cargos el resto de miembros de su junta directiva, los andaluces Ana Cantizano y Enrique Bitaubé y el madrileño Lucas Bellón, una vez que el riojano Fernando Galarreta ya había abandonado la Vicepresidencia en abril de 2013, tan solo siete meses después de acceder a ese puesto de responsabilidad.
No obstante, pese al incumplimiento estatutario, la asamblea general de la FEAE no dudó el pasado sábado en respaldar la creación de una comisión gestora pilotada por el propio Santiago Jordi y sus más estrechos colaboradores, Ana Cantizano y Enrique Bitaubé, hasta la convocatoria de las próximas elecciones, una solución inédita que permite a quienes han tenido que dimitir por contravenir los estatutos seguir dirigiendo la institución y preparar el calendario electoral para, si lo desean, optar a la reelección.
El acta de la supuesta reunión
El ya ex presidente de la FEAE, que accedió al cargo el día 8 de septiembre de 2012, explicó, en declaraciones a esta revista, que la prolongación de su mandato fue aprobada unánimemente por una asamblea celebrada a propuesta de su junta directiva, aunque se negó en todo momento a revelar el acta de esa supuesta reunión, arguyendo que se trataba de “temas confidenciales y de interés de la propia institución”. En cualquier caso, los estatutos no contemplan la opción de prórroga, sino tan sólo la posibilidad de acortar la legislatura por motivos forzosos o voluntarios propuestos en el momento de presentar la candidatura. Y no sólo eso, el artículo 15 relativo a los procedimientos para la elección y sustitución de los integrantes de la junta directiva especifica que sus miembros cesarán “por transcurso del período de su mandato”, tal y como ha ocurrido en el caso de Santiago Jordi y el resto de componentes de su junta directiva.
Asimismo, fuentes jurídicas consultadas por esta revista señalaron que la FEAE no puede prorrogar ningún cargo, ya que no tiene potestad para ello. “Alargar el mandato por decisión de la asamblea”, añadieron“, es una actuación contraria a los estatutos y al interés societario”.
Período de interinidad
A partir de este momento se abre un nuevo período de interinidad en el seno de la FEAE, una situación que no es, en absoluto, ajena a la organización, ya que, precisamente, la junta directiva que ha tenido que cesar por incumplir los estatutos estuvo precedida también por una comisión gestora tras un grave período de crisis interna que concluyó con la dimisión forzada del anterior equipo directivo. Posteriormente, el 20 de abril de 2013, se produjo la escisión de.la Asociación Enólogos de Rioja (integrada por los enólogos riojanos, vascos y navarros) y seis días después, el 20 de abril de aquel año, se consumó la ruptura interna de la Asociación de Enólogos de Castilla-La Mancha que, a su vez, se dividió entre los partidarios de la propia asociación y los integrantes del Colegio Oficial de Enología de la comunidad autónoma, quienes desarrollan su actividad al margen de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos. Previamente, en 2002, había sido la Asociación Catalana de Enólogos la que mayoritariamente decidió abandonar la disciplina federativa. Actualmente, la FEAE agrupa a menos de la mitad del asociacionismo enológico español, muy lejos de la situación que vivió hasta el año 2001, cuando alcanzó su momento de mayor apogeo y representatividad.