Nacido en Ainzón (Zaragoza) el 19 de septiembre de 1926, Miguel Bordejé Cruz falleció el pasado 18 de septiembre de 2017, acompañado de su familia, cuando estaba a punto de cumplir los 90 años de edad. Heredero de una histórica bodega familiar, fue el hombre que revolucionó el sector vitivinícola del Campo de Borja, un pionero innovador que rompió moldes en la vitivinicultura aragonesa y contribuyó decisivamente a situarla en el lugar en el que se encuentra en la actualidad.
Miguel Bordejé Cruz hizo lo que solo pueden hacer los elegidos. Cambió el guión de la historia del vino de la comarca y creó una nueva realidad que ha trascendido con el paso del tiempo a su propia figura. Fue un gran defensor de la garnacha cuando muchos agricultores querían arrancarla debido a sus malos resultados. Demostró que aquella variedad era un tesoro con el que se podían elaborar grandes vinos. Pionero, asimismo, de los vinos embotellados en el Campo de Borja, llevó su empeño hasta conseguir la creación de la Denominación de Origen del mismo nombre, para lo que redactó el correspondiente reglamento que se aprobó en 1978. Con anterioridad, en 1973, ya había creado la Fiesta de la Vendimia en su localidad natal y puso en marcha un Premio de Pintura que, durante varios años, reunió a artistas destacados.
El pionero del cava aragonés
Su carácter emprendedor y su capacidad de innovación le convirtieron, también, en el primer elaborador de cava en Aragón y en el segundo de España fuera de Cataluña, tras el Royal Carlton de Bodegas Bilbaínas. Suya fue, igualmente, la primera plantación de uva chardonnay que se cultivó en el Campo de Borja, un legado que, posteriormente, su hijo Fernando Bordejé Mugüerza convirtió en el primer cava vinificado con esa variedad.
Su personalidad apasionada y su dedicación le convirtieron en el protagonista de muchas anécdotas relacionadas con el sector. Hizo detener el Tren del Cava en Zaragoza para recogerlo a él, de camino a Madrid, y poder promocionar de ese modo el producto a bordo.
Quienes mejor le conocieron recuerdan que resultaba curioso oírle comentar que, en realidad, de lo que más sabía era de agua y no de vino, ya que era perito agrícola de formación y trabajó durante 30 años en la Confederación Hidrográfica del Ebro.
Tras cursar el Bachillerato en el colegio del Salvador y en el Instituto Goya de Zaragoza obtuvo el título de perito agrícola en Pamplona, que más tarde convalidó por el de ingeniero técnico. En 1956 ingresó, por oposición, en el Cuerpo de Ingenieros Técnicos Agrícolas del Estado. Soria fue su primer destino y en 1962 se trasladó a Zaragoza como funcionario de la Confederación Hidrográfica del Ebro, donde continuó hasta su jubilación.
Centro de Estudios Borjanos
Al margen de su actividad profesional, su interés por los problemas agrícolas de su localidad, se manifestó a través de su labor como presidente de la Hermandad de Labradores y Ganaderos, desde la que impulsó el revestimiento de muchas acequias y creó el Sindicato de Riegos de Ainzón.
En 1986 fue nombrado Consejero de Número del Centro de Estudios Borjanos y su discurso de recepción versó sobre el vino y su elaboración. Su presencia fue habitual en todos los actos celebrados desde entonces. En 1997, el Ayuntamiento de su localidad natal le hizo entrega en un emotivo acto de la Insignia de Oro de la Villa de Ainzón y del título de “Hijo Predilecto” concedido, a título póstumo, a su hijo, el arquitecto Miguel Ángel Bordejé Mugüerza.
Miguel Bordejé Cruz procedía, por parte materna, de una familia de infanzones establecida en Ainzón desde el siglo XVI. Tuvo cinco hijos con su esposa María Ángeles Mugüerza, que desgraciadamente falleció en un accidente de tráfico en 1970, al igual que su hijo mayor en 1996. Pese a los reveses, supo sobreponerse a la desgracia y seguir siempre vinculado a su querido mundo del vino, derrochando una inmensa humanidad. Descanse en paz.
(Datos biográficos elaborados con información de Fernando Bordejé Mugüerza y el Centro de Estudios Borjanos).