La Estación de Viticultura y Enología de Alcázar de San Juan afrontará durante el mes de junio un período de pruebas antes de su reapertura definitiva el día 1 de julio. Así lo ha confirmado a la revista “Enólogos” su director Alipio Lara Olivares, que en este momento ya desempeña sus funciones al frente del centro, a la espera de la incorporación inmediata del resto de la plantilla. “Entre mañana jueves y el próximo lunes”, ha declarado, “se irán formalizando los contratos para comenzar un periodo de pruebas a puerta cerrada”. “Durante estas semanas”, continúa, “habrá tiempo para sincronizar los aparatos, establecer el sistema de registro y el programa de gestión de análisis y certificados”.
Casi cinco años más tarde de que el Gobierno regional, presidido por María Dolores de Cospedal, decidiera su clausura por razones supuestamente económicas, la Enológica de Alcázar vuelve a ser una realidad, coincidiendo con el noventa aniversario de su fundación. La estación de análisis enológico fundada en 1927 como centro de referencia del sector vitivinícola regional, retoma de este modo una trayectoria que le llevó a convertirse en uno de los centros más destacados de España dentro de su ámbito.
En medio de la campaña de vendimia de 2012 la noticia cayó como una bomba en los ambientes vitivinícolas. La Enológica de Alcázar de San Juan echaba el cierre llevándose por delante uno de los centros de referencia analíticos más antiguos del país. La medida dejó a sus siete trabajadoras en la calle y provocó una huida de bodegas castellanomanchegas a laboratorios privados y, en menor medida, a la Estación Enológica de Haro (La Roja), donde, al contrario de lo que ocurría en Castilla-La Mancha, el servicio público de análisis enológico se reforzaba.
La justificación del cierre
La entonces consejera de Agricultura, María Luisa Soriano, manifestó que la medida se adoptaba para optimizar los recursos públicos y evitar el despilfarro del dinero de los contribuyentes. Soriano arguyó que el Gobierno autonómico se había encontrado con tres laboratorios enológicos en la misma zona: los dos que la empresa pública Geacam gestionaba en Alcázar de San Juan y Tomelloso y un tercero atribuido al Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (Ivicam), también en Tomelloso, “algo que difícilmente entenderían los ciudadanos que nos han encomendado que pongamos orden en unas cuentas públicas desastrosas heredadas del Partido Socialista”. Además, Soriano sostenía que los dos laboratorios que Geacam gestionaba en Alcázar y Tomelloso arrojaron un déficit conjunto de alrededor de 30.000 euros entre los años 2011 y 2012, es decir, 15.000 euros anuales.
Tal y como reveló la revista “Enólogos”, en realidad, el laboratorio de Geacam de Tomelloso, al que se refería la consejera, no era enológico, sino de “sanidad animal”. Y el Ivicam, situado también en Tomelloso, no realizaba funciones de análisis de vinos y mostos como el de Alcázar de San Juan, sino que estaba centrado específicamente en la investigación vitivinícola, labor en la que destacaba como uno de los centros más reconocidos de España.
Pero el Gobierno regional nunca rectificó su decisión ni pidió disculpas por utilizar datos erróneos. Al contrario, siguió adelante y tras clausurar el centro, solicitó a la Entidad Nacional de Acreditación (Enac) la retirada voluntaria de su acreditación (nº765/LE1414), que se hizo efectiva el día 25 de enero. La Enológica de Alcázar había invertido mucho tiempo y dinero en conseguir y mantener la certificación de Enac, el único organismo de España que, según el Real Decreto 1715 de 2010, está dotado de potestad pública para otorgar acreditaciones de acuerdo con lo establecido en el Reglamento Europeo (CE) n.º765/2008.
La reapertura
Precisamente, en estos momentos, la recuperación de la certificación Enac se ha convertido en uno de los retos más urgentes. “El tiempo promedio estimado para la obtención de la acreditación Enac”, explica Alipio Lara, “es de un año y medio, pero nosotros intentaremos que sea un año”. El director justifica su previsión por que la mayoría de la plantilla de la Estación de Viticultura y Enología de Alcázar de San Juan estará integrada por el personal que fue despedido, lo que significa que tiene experiencia previa demostrada en este aspecto.
No obstante, al mismo tiempo, aclara que, al margen de la acreditación oficial, la plantilla goza de la competencia necesaria para desempeñar su labor y, una vez que la estación abra oficialmente sus puertas, podrá realizar desde el primer día una amplia variedad de análisis, entre los que se encuentran todos los que se exigen, por ejemplo, para la exportación de vinos.
Inicialmente, la plantilla estará integrada por siete personas (el director, dos administrativos, tres técnicos de laboratorio y un encargado de mantenimiento), pero la intención es ir adecuándola a las necesidades de la demanda. “El primer día”, indica Lara, “no van a venir todas las bodegas, el vino está casi todo vendido, las existencias son escasas y, por ello, con independencia de los análisis y certificados destinados a la exportación que vayamos realizando, lo normal sería que el trabajo se incrementase a lo largo de los meses”.
El retraso
Cuando a principios de 2016, el consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, confirmó que la Estación de Viticultura y Enología se abriría definitivamente en Alcázar de San Juan, tal y como había adelantado la revista “Enólogos” a finales de 2015, la previsión del Gobierno autonómico era que estuviera disponible para la campaña de vendimia de 2016. No obstante, los plazos no se cumplieron. La necesidad de adecuar las instalaciones a la legislación actual y la escasez presupuestaria obligaron a retrasar los planes previstos. Pero, finalmente, pese a la demora, la Enológica de Alcázar reabrirá sus puertas. La campaña de 2012 vio su clausura y la de 2017 asistirá a su reapertura. Cinco años después, Castilla-La Mancha, la región vitivinícola más extensa del mundo, volverá a contar con una estación de viticultura y enología pública al servicio de las más de 500 bodegas que existen en la comunidad autónoma. Un lustro de espera que permitirá, no obstante, retomar el relato de una fecunda historia iniciada allá por el año 1927.