La directora general de Industria y Promoción Agroalimentaria de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, Ana María Romero, y la Asociación Andaluza de Enólogos (AAE), presidida por Santiago Jordi, protagonizaron el acto de entrega de los diplomas de habilitación de la profesión enológica, que contó con la asistencia de un gran número de enólogos procedente de toda la geografía andaluza. La celebración tuvo lugar dentro de los actos organizados con motivo de las Fiestas de la Vendimia de Jerez de la Frontera.
Durante el desarrollo del acto, presidido del mismo modo por el delegado de Agricultura de Cádiz, José Blanco, y por el presidente del Consejo Regulador de Jerez, Antonio Fernández, se acordó también reconocer la figura del enólogo por la importancia de la profesión que desempeña y por su aportación histórica y sociocultural al sector vitivinícola.
Con la entrega de los diplomas acreditativos, la AAE puso el colofón, dentro de su ámbito de actuación, a la histórica reivindicación sostenida durante décadas por la Federación Española de Asociaciones de Enólogos (FEAE), de la que el ex presidente de los enólogos andaluces y actual vicepresidente de la FEAE, Juan Gómez Benítez, ha sido, además, coprotagonista junto con el actual presidente Antonio J. Palacios Muro, y el también ex presidente Vicente Sánchez-Migallón.
Publicación del Registro de Habilitaciones
El pasado mes de julio, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) publicó el registro de habilitaciones para ejercer las profesiones de enólogo, técnico especialista en vitivinicultura y técnico en elaboración de vinos, en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 12 del Real Decreto 595/2002, de 28 de junio, por el que se regula esta habilitación.
De este modo, la FEAE vio culminada su más importante reclamación desde hace décadas: el reconocimiento oficial de la profesión del enólogo y el establecimiento de una habilitación legal para el ejercicio de la misma, tal y como ocurre con los médicos, los abogados o los arquitectos, entre otros.
Hoy, tras un larguísimo y complicado camino burocrático, los enólogos asisten con gran satisfacción a la consecución de su gran reto, la entrega de sus diplomas de habilitación profesional, y constatan, asimismo, que su profesión goza de un nivel de prestigio y reconocimiento social nunca alcanzado hasta el momento.