La batalla política del vino alavés se ha trasladado al Congreso de los Diputados, donde el PNV ha presentado una proposición para modificar la Ley de Denominaciones de Origen, con el fin de sacar adelante la creación de la DO Rioja Alavesa en contra del criterio de la DOC Rioja. El órgano con sede en Logroño considera que se trata de una mera argucia político-legal para forzar de facto la ruptura sin tener que renunciar a poder seguir utilizando el nombre de Rioja, del que el Consejo Regulador riojano es, legalmente, el único garante. El grupo parlamentario del PNV vuelve así a aprovechar, por enésima vez, la debilidad del Gobierno PSOE-Podemos, que con la actual correlación de fuerzas necesita los votos de la derecha independentista vasca para mantenerse en el poder.
El fondo del asunto es sencillo. El PNV busca la creación de una denominación de origen propia con sede en el País Vasco, que ampare a las bodegas alavesas de manera independiente aunque, formalmente, permanezca bajo el paraguas de la DOC Rioja. De ese modo, pretende poder seguir utilizando el término “Rioja”, consciente de su indudable valor de mercado. De hecho, hace algunos meses altos cargos del PNV se apresuraron a rechazar la iniciativa de algunos pequeños bodegueros, pertenecientes a la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA), que propugnaban la constitución de la DO Viñedos de Álava y que, previamente, habían defendido cambiar su nombre por el de Asociación de Bodegas de Euskadi, con el objetivo de extender su ámbito de actuación al conjunto de la comunidad vasca donde, además del vino Rioja, se elabora también txakoli.
El Partido Nacionalista Vasco desaprobó totalmente la idea porque considera que es un error renunciar al uso del topónimo “Rioja”, sabedor de que es un distintivo que aporta credibilidad, prestigio y, en definitiva, dinero. Y, por su parte, el Consejo Regulador de la DOC Rioja, que lleva muchas décadas garantizando la calidad de los vinos amparados y la competencia legítima entre sus miembros, no está dispuesto a que se comercialicen en el mercado dos vinos “Rioja”, amparados de hecho por distintas denominaciones, con diferentes sedes, integrantes y reglamentos.
En este sentido, Fernando Salamero, presidente del Consejo Regulador, subraya que “cuando un consumidor compra un vino de Rioja Alavesa, compra un Rioja, un vino que ha seguido un riguroso proceso de certificación”. “El Consejo Regulador a día de hoy”, explica, “es capaz de otorgar esa garantía de calidad y origen para cada una de las tres zonas que componen la Denominación, Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Oriental; también para sus 144 municipios y algunos Viñedos Singulares”. “Esto”, añade, “constituye una importante herramienta de diferenciación para las bodegas, pero también un sello de confianza y rigor, que nos ha costado mucho esfuerzo crear y que se reconozca internacionalmente, y que no debemos permitir que ahora se desvirtúe”.
Por ello, el Consejo Regulador de la DOC Rioja ha anunciado que utilizará todos los medios disponibles a su alcance para impedir la constitución de la DO Rioja Alavesa que impulsa el Gobierno de Vitoria, un enfrentamiento cuyo auténtico nudo gordiano reside en “la importancia de llamarse Rioja”. En opinión del Consejo Regulador, la proposición del PNV, “afecta directamente al modelo, normativa y funcionamiento actuales de la DOCa Rioja”, y constituye “un intento de escisión e independencia llevado a cabo mediante una artificiosa vía de derecho y una expropiación política”.
La iniciativa del diputado Ramiro González
La postura del PNV, sin embargo, es diametralmente opuesta. El hoy diputado general de Álava, el peneuvista Ramiro González Vicente, ya defendía públicamente a finales de 2014 lo que, a su juicio, era la mejor solución para las bodegas alavesas, esto es, la creación de una denominación de origen propia llamada Rioja Alavesa. Ahora, casi seis años más tarde, esa idea inicial se ha concretado en la Carrera de San Jerónimo. Paralelamente, la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa, en la que convivían y conviven distintas sensibilidades, ha expresado en los últimos años, de manera reiterada, su creciente distanciamiento respecto al Consejo Regulador de la DOC Rioja y ha venido amenazando con una posible escisión, si no se atendían sus reivindicaciones dirigidas a destacar la singularidad de sus bodegas y viñedos. El Consejo Regulador introdujo importantes cambios en su reglamentación para responder a esas exigencias, pero no solo no consiguió reconducir la situación, sino que se encontró con que ABRA dio a conocer, no sin disensiones internas, su intención de abandonar la disciplina común.
Tres puntos de vista muy diferentes
De todos modos, el escenario alavés está lejos de ser homogéneo y presenta, al menos, tres puntos de vista muy diferentes. Por un lado, hay bodegas que prefieren mantener el actual statu quo, es decir, seguir siendo una subzona dentro de la DOC Rioja, como lo son también la Rioja Alta y la Rioja Oriental. Tres comarcas con unos objetivos compartidos, características propias y una misma dirección.
Por otro lado, hay un segundo grupo de bodegas que considera que la ruptura es el camino, lo que implicaría romper definitivamente con Logroño, crear una nueva denominación de origen y comenzar a funcionar sin ningún tipo de atadura. Defienden la independencia y asumen el riesgo de salir de la DOC Rioja con “la mochila vacía”.
Un criterio que no comparte el Gobierno vasco presidido por Iñigo Urkullu. Su solución, en cambio, reside en la tercera alternativa (una nueva denominación de origen bajo el paraguas de la DOC Rioja, según el andamiaje ideado por el diputado foral Ramiro González). No desisten de llamarse “Rioja”, ya que entienden que, si lo hicieran, asumirían un claro perjuicio económico. Se consideran vascos, alaveses y riojanos (Rioja Alavesa es una de las siete comarcas o cuadrillas en las que se divide la provincia de Álava) y pretenden, por ello, beneficiarse del topónimo “Rioja”, del que, hoy por hoy, en términos vitivinícolas, es único garante el Consejo Regulador con sede en Logroño.
La precariedad política del Gobierno
En esa última vía juega un papel fundamental la precariedad política del Gobierno PSOE-Podemos, encabezado por el presidente Pedro Sánchez y el vicepresidente segundo Pablo Iglesias. Esa debilidad, derivada de sumar tan solo 155 diputados y estar, por tanto, a 21 escaños de la mayoría absoluta, está llevando al Ejecutivo a practicar una aritmética parlamentaria que, hasta el momento, ha dependido de los votos del PNV en todas las ecuaciones.
Por eso, el diputado peneuvista Ramiro González es consciente de que a partir de este momento la iniciativa para conseguir sacar adelante la DO Rioja Alavesa se va a dilucidar en Madrid, donde el grupo parlamentario del PNV, liderado por su portavoz Aitor Esteban, ya ha lanzado el órdago para conducir la partiida en el Congreso de los Diputados.
En definitiva, una vez que se ha puesto en marcha el proceso de ruptura, si las partes implicadas no son capaces de alcanzar un acuerdo, el enfrentamiento se librará en los tribunales y serán los jueces quienes tendrán la última palabra sobre el contencioso.