El francés Serge Dubois y el italiano Riccardo Cotarella compartirán durante los próximos tres años la Presidencia de la Unión Internacional de Enólogos (UIOE), tras la renovación del Comité Ejecutivo que tuvo lugar el pasado día 3 de diciembre en Burdeos, coincidiendo con la celebración de la feria Vinitech-Sifel. De este modo, por primera vez en sus más de 51 años de historia, habrá una Presidencia bicéfala al frente de la institución. Asimismo, en cuanto al reparto de las “carteras” de mayor relevancia, la Secretaría General fue para el también francés Cyril Payon y la Tesorería para el suizo Daniel Dufaux. Por su parte, Alemania, Uruguay y España recibieron las tres vicepresidencias “de consolación”. Para ese segundo escalón ejecutivo fueron nombrados el alemán Edmund Diesler, que repite en el cargo, así como el uruguayo José Lez Secchi y el español Santiago Jordi. España vuelve así a confirmar su papel de actor secundario en la organización profesional del sector enológico más importante del mundo.
La Presidencia compartida entre Francia e Italia para la legislatura recién comenzada, demuestra el férreo control que Francia mantiene sobre la organización con sede en París, el protagonismo creciente que está adquiriendo Italia y la pérdida de influencia de España que, pese a la importancia internacional de su vitivinicultura, parece relegada a puestos de segundo nivel. En este sentido, España no ha vuelto a ostentar el cargo de máxima responsabilidad de la UIOE desde la salida de Vicente Sánchez-Migallón en diciembre de 2002. Con posterioridad, el ex presidente de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos (FEAE), Juan Gómez Benítez, ocupó los cargos de vicepresidente y secretario general, respectivamente, en dos legislaturas consecutivas.
En cualquier caso, dado que Italia y Francia han mantenido alternativamente el control de la organización desde aquella fecha, parecía llegado el momento para que España pudiera volver a ocupar la Presidencia. No obstante, muy al contrario, la Asamblea Extraordinaria de la Unión optó por una solución salomónica reservada a mantener el statu quo entre los “grandes”. Francia e Italia se sentarán juntos, por primera vez, en el sillón de mando y mantendrán, de ese modo, el control del organismo internacional más representativo del sector, que agrupa a más de 20.000 enólogos. Y no sólo eso, Francia también se reserva la Secretaría General, mientras que la Tesorería se concede a Suiza, un país “neutral”, situado a caballo entre los dos principales protagonistas.
En términos estadísticos Italia, Francia y España son, con mucha diferencia, los tres mayores productores de vino del planeta pero, en realidad, el peso específico de la actual Federación Española de Asociaciones de Enólogos en la UIOE no se corresponde con el rol de su vitivinicultura, sino con el de otros países de menor importancia objetiva, como Alemania, Uruguay, Chile o Argentina.
El reparto de poder en la UIOE
El reparto de poder en la institución con sede en París, fundada en 1963 por el enólogo Gabriel Humeau, ha reflejado, a lo largo de su historia, una endogamia casi perfecta a la hora de asignar los puestos de máxima responsabilidad. La UIOE ha otorgado el liderazgo destacado a Francia, reservando un digno segundo puesto a Italia y concediendo un papel mucho menos relevante a España. De hecho, en el más de medio siglo de historia de la UIOE, Francia ha ejercido la Presidencia durante 32 años, por los 14 años de Italia y los 5 de España, dos de los cuales se produjeron por el fallecimiento del presidente francés electo Pierre Bedot, que fue reemplazado por el vicepresidente primero, el español Ramón Viader. Todo lo cual significa que en más de cinco décadas de trayectoria, los miembros de la UIOE tan sólo han votado en una ocasión a un presidente español para una legislatura de tres años, mientras que han respaldado a cinco presidentes franceses y a cuatro italianos a lo largo de las 16 legislaturas restantes, lo que contabiliza un total de 48 años. Tal vez ese modo de entender la gestión de la organización haya influido, al menos parcialmente, para que países del llamado “nuevo mundo vitivinícola”, como Estados Unidos, Australia y Sudáfrica, hayan renunciado, hasta el momento, a solicitar su adhesión.
El espejismo del cambio de siglo
Por lo que respecta a España, el cambio de siglo pareció traer consigo también un cambio de tendencia, pero a la vista de lo ocurrido desde entonces, puede decirse que más bien se trató de un espejismo. En 1999, el máximo responsable de la FEAE, Vicente Sánchez-Migallón, fue elegido presidente de la UIOE en Zurich (Suiza) para el período 1999-2002. Después, llegó el turno del presidente de la Asociación Italiana de Enólogos, Giuseppe Martelli, que se mantuvo en el puesto durante dos legislaturas. En diciembre de 2008 tomó el relevo el presidente de la Unión de Enólogos de Francia, Serge Dubois, quien desde entonces ha permanecido ininterrumpidamente como presidente de la institución.
Ahora, en 2014, podía considerarse llegado el momento de que España recuperara el cetro de la UIOE, pero lejos de confirmarse esa posibilidad, han sido de nuevo las organizaciones profesionales de Francia e Italia, más experimentadas en la gestión del organismo internacional, las que han vuelto a tomar las riendas, mientras España tendrá que seguir aguardando su oportunidad en futuras convocatorias.
Las razones de la pérdida de influencia española
Fuentes del sector enológico consultadas por esta revista señalan que la crisis vivida en 2012 en el seno de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos, que provocó la salida de la Junta Directiva y la posterior dimisión forzada del entonces secretario general de la UIOE, Juan Gómez Benítez (que lo era en su condición de vicepresidente de la FEAE), proyectó una imagen de división, inestabilidad e incertidumbre que perjudicó las expectativas reales que, en aquel momento, existían para que España ocupara la Presidencia del organismo internacional.
Además, aquella ruptura interna se agravó más tarde con la escisión de la Asociación Enólogos de Rioja (AER) y la formación del Colegio Oficial de Enología de Castilla-La Mancha al margen de la disciplina federativa, lo que ha restado hasta la fecha unos 550 profesionales a la FEAE y ha provocado que vea reducido su tamaño a menos de la mitad de los enólogos ejercientes en el país, ya que en 2002 la Asociación Catalana de Enólogos (ACE) también se había independizado de la jerarquía federal. Hoy día, la suma de la ACE y el Colegio Oficial de Enólogos y Enólogas de Cataluña (CEEC) representa un colectivo de alrededor de 400 enólogos, lo que significa que al margen de la institución federal se agrupan cerca de 1.000 profesionales de los, aproximadamente, 1.800 enólogos habilitados que trabajan en España.
La “depuración necesaria” y el encaje de España en la UIOE
Esta situación de enfrentamiento interno dentro de la FEAE y la ruptura consiguiente que tuvo lugar durante los años 2012 y 2013 fue definida por el presidente Santiago Jordi como la “depuración necesaria” en un comunicado enviado a los “compañeros” de la Asociación de Enólogos de Castilla-La Mancha. “Actualmente”, decía el comunicado firmado por el presidente de la FEAE, “y tras la depuración necesaria que se ha realizado durante este año en todo el grueso del colectivo nacional federado, seguís constituyendo una de las asociaciones que más importancia tiene en la Federación (…)”.
Pero, en realidad, al margen de la percepción del presidente de la FEAE, la ruptura de la institución que reunía a la mayoría de los enólogos españoles puede llegar a cuestionar, incluso, el encaje de la propia Federación en la UIOE, ya que la Unión sólo acepta, como declara en su preámbulo, una asociación por país, con la condición de que sea la más numerosa y que agrupe a los enólogos «más importantes» del mismo, lo cual podría llegar a ser discutido teniendo en cuenta la representatividad real de la FEAE y el hecho de que no integre a la Asociación Enólogos de Rioja (La Rioja, País Vasco y Navarra), la Asociación Catalana de Enólogos, el Colegio Oficial de Enólogos de Castilla-La Mancha y el, recientemente constituido, Colegio de Enólogos y Enólogas de Cataluña. ¿Qué ocurriría si estos colectivos profesionales constituyeran un grupo mayoritario y solicitaran su ingreso en la Unión Internacional de Enólogos?
La Unión Internacional de Enólogos, según fuentes de la organización, tuvo como primer presidente al francés Gabriel Humeau, con el español Luis Albalate como primer secretario general. La presidencia de Humeau concluyó en 1973 después de cuatro mandatos durante los que consiguió reunir a diferentes asociaciones nacionales y presentar a la UIOE en el escenario internacional.
Su sucesor Jacques Puisais dirigió el ente hasta 1981, fecha en que fue elegido presidente, en la ciudad de Burdeos, el italiano Ezio Rivella, reelecto por tres mandatos. En 1989, en la ciudad de Salónica (Grecia), Rivella entregó el cargo al, de nuevo, francés Pierre Bedot que fallecería algunos meses más tarde. Por este motivo, los dos años posteriores fueron administrados por el primer vicepresidente, el español Ramón Viader. En 1993, en Barcelona, el también francés Dominique Foulon fue designado presidente y en 1997 el cargo recayó en el italiano Pietro Pittaro, que permaneció en su función por tres años antes de ser reemplazado, en 1999, en Zurich (Suiza), por el español Vicente Sánchez-Migallón. En 2002, en Burdeos, llegó a la Presidencia el italiano Giuseppe Martelli, que en diciembre de 2008 cedería el testigo, también en la ciudad bordelesa, al nuevamente francés Serge Dubois, ratificado igualmente para el trienio 2012-2014 en diciembre de 2011. Recientemente, han sido nombrados presidentes, tras un cambio estatutario, el ya citado Serge Dubois y el italiano Ricardo Cotarella.
Paralelamente, el puesto de secretario general, después del ya mencionado Luis Albalate, recayó en Daville Hourmat, que en 1970 lo cedió al también francés Albert Roquet, hasta que en 1977 fue sustituido por la española Isabel Mijares. En 1989, en Salónica, fue elegido el italiano Giuseppe Martelli, a quien reemplazó en 1999 el suizo Mike Favre. En 2002, la Secretaría General recayó en el ahora presidente Serge Dubois hasta que, en 2008, fue nombrado presidente y tomó el relevo el esloveno Iztok Klenar que, a su vez, tres años más tarde, fue relevado por el español Juan Gómez Benítez,. Tras la escisión vivida en el seno de la FEAE, Gómez Beítez dimitió para ser reemplazado por el suizo Daniel Dufaux, ahora tesorero.