Apenas un día después de que el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, confirmara de manera oficial que la Estación de Viticultura y Enología de Alcázar de San Juan se reabrirá el próximo verano, el ayuntamiento de la localidad ha comenzado a evaluar in situ las obras de reforma que tendrá que acometer para adecuar la sede clausurada en agosto de 2012 por decisión de la ex consejera María Luisa Soriano. Casi al mismo tiempo que la alcaldesa de Tomelloso, Inmaculada Jiménez, se lamentaba públicamente de que su ciudad hubiera quedado fuera de la carrera para acoger la sede del organismo público, técnicos municipales del consistorio alcazareño visitaban las dependencias de la estación para concretar sus necesidades, con el fin de poder comenzar cuanto antes a rehabilitar el inmueble.
La Junta de Comunidades destinará un presupuesto de 250.000 euros para adquirir nuevo material de laboratorio, que se sumará al que prevé trasladar desde Toledo, mientras que el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan se hará cargo de las obras que requiera la puesta a punto del centro.
El cronómetro ha empezado a correr. Y Alcázar de San Juan quiere cumplir su parte del trato para que la enológica fundada en 1927 suba el telón poco antes de la próxima campaña. Pero para conseguirlo, al margen de la obra civil, hay una prioridad insoslayable, la recuperación de la credibilidad que otorgan las certificaciones oficiales. Hay que recordar que en agosto de 2012, cuando el anterior Ejecutivo autonómico decidió sepultar bajo un candado una historia de 85 años, al mismo tiempo tiró por tierra el sello de calidad de la Entidad Nacional de Acreditación (Enac) que se había conseguido pocos años antes.
Sin mirar atrás
Tras el cierre de la Enológica de Alcázar, la empresa dependiente de la Junta de Comunidades que la gestionaba, Gestión Ambiental de Castilla-La Mancha (Geacam S. A.), solicitó a Enac, con fecha de 25 de enero de 2013, la retirada voluntaria de la acreditación número 765/LE1414, un marchamo que el laboratorio alcazareño había obtenido después de superar las correspondientes auditorías externas y dedicar a su consecución un considerable esfuerzo de tiempo, personal y dinero. “Haber perdido estos años es una pena”, explican fuentes implicadas en la reapertura del centro, “pero no podemos mirar atrás; vamos a trabajar para que la estación esté preparada el próximo verano y que esté a pleno rendimiento en el menor tiempo posible”.
El titular de Agricultura informó el pasado lunes, en su comparecencia ante los medios de comunicación, que el tiempo estimado que Enac exige para la obtención de la certificación oficial se sitúa en torno a un año y medio, pero Alcázar de San Juan cuenta con una ventaja comparativa importante, que consiste en que reabrirá con la plantilla que ya obtuvo la acreditación unos años atrás y va a disponer, además, de todos los apoyos técnicos y profesionales para intentar acortar esos plazos.
Recuperar el prestigio
Cuando el pasado viernes día 22 de enero el consejero Martínez Arroyo propuso formalmente el puesto de director de la Estación Enológica al químico Alipio Lara Olivares, algo que se venía rumoreando desde hacía semanas, quedó claro que el gobierno regional apostaba por recuperar los mejores años de la enológica y ponerla al primer nivel nacional en tiempo récord. El nuevo director, natural de Campo de Criptana, fue jefe de laboratorio de la propia estación alcazareña desde 1978 hasta que diez años después pasó a ocupar la dirección del organismo. Once años más tarde, en 1999, se puso al frente del recién creado Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (Ivicam), un referente de investigación vitivinícola que, bajo su dirección, se convirtió muy pronto en uno de los más prestigiosos de toda España dentro de su ámbito, de acuerdo a su producción literaria e impacto científico. “La intención del Gobierno regional”, sostienen las mismas fuentes, “es recuperar lo que había, volver a reabrir la enológica de Alcázar en donde existía desde hace más de 80 años, y favorecer al sector, a las 600 bodegas de Castilla-La Mancha prestándoles el mejor servicio y la mayor calidad posible”. “Con eso”, concluyen, “nos daremos por satisfechos”.