Cada vez son más los grupos vitivinícolas manchegos que deciden establecerse en Rioja para ampliar su mercado incorporando a su oferta los vinos de una denominación de origen de gran prestigio internacional. Bodegas Lozano, que adquirió el pasado 21 de marzo los activos de Pagos de Leza, ha sido el último en sumarse a esa discreta ‘diáspora’ empresarial integrada por grandes compañías como Félix Solís, Navarro López, Pagos de Familia Marqués de Griñón o Dcoop-Baco. De origen manchego pero afincados en suelo riojano desde hace décadas también destacan brillantes ‘enólogos-bodegueros’ como Basilio Izquierdo Torres y Miguel Ángel de Gregorio, artesanos del vino que gozan de nombre propio en ese universo vitivinícola. En la actualidad, alrededor del 10 por ciento del vino de Rioja (que contabilizó 284 millones de litros en 2017) es elaborado o controlado, directa o indirectamente, por empresarios y bodegueros de Castilla-La Mancha.
Bodegas Lozano
Bodegas Lozano (Villarrobledo, Albacete), fundada en 1920 aunque con viñedos propios desde 1853, ha concluido hace apenas unos días su operación de compra de Pagos de Leza, en la localidad alavesa del mismo nombre. No obstante, su apuesta por la DO Calificada Rioja es anterior. De hecho, la bodega albaceteña ya había comercializado previamente el vino “Lozano Selección de Orígenes Rioja”, una iniciativa que comenzó a desarrollar en Laguardia (Álava), con la que elaboró únicamente 80 barricas de la añada 2014. El objetivo de la bodega consistía en crear una colección circunscrita a las zonas más representativas del viñedo español, profundizando en las características del terruño original. Precisamente, el primer vino de esta colección procede de la Rioja Alavesa, la subzona riojana en la que, finalmente, ha adquirido su propia bodega -Pagos de Leza- que, a partir de ahora, se llamará ‘Lozano’ y desarrollará también una importante actividad enoturística. Los activos de Pagos de Leza incluyen viñedo propio, así como una zona diseñada para la elaboración de uvas seleccionadas, un parque de barricas y una sala de crianza óptima para el envejecimiento de vinos nobles. De acuerdo a fuentes de la empresa de Villarrobledo, la compra supone una ampliación de su porfolio y una oportunidad estratégica para poder atender una creciente demanda de vinos de otras denominaciones de origen.
Lozano Rioja, que abrirá sus puertas en las próximas semanas, se ubica en un enclave privilegiado para la actividad turística, concretamente en la carretera Vitoria-Logroño, junto a bodegas emblemáticas de la zona y cuenta también con un wine bar que permite degustar todos los vinos elaborados, así como un restaurante con capacidad para 50 personas.
Aunque el origen de su historia se remonta al siglo XIX, fue en 1985 cuando Bodegas Lozano adquirió sus actuales instalaciones. Desde entonces, emprendió una política de modernización y mejora que, en 2005, le llevó a diversificar el negoció para introducirse también en el segmento de zumos y mostos concentrados de uva, a través de la empresa Conuva. La entrada en Rioja es solo un nuevo paso en la estrategia de una empresa familiar acostumbrada a adaptarse a los nuevos tiempos a través de diferentes productos y formatos.
Pagos del Rey (Félis Solís Avantis).
Félix Solís Avantis
Entre los grandes bodegueros manchegos, el 'número uno' se llama Félix Solís Yáñez. Nacido en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), es la cabeza visible de una saga familiar que ha sabido convertirse, con trabajo, tesón e inteligencia, en una de las mayores compañías vitivinícolas del mundo. Los antecedentes se remontan a 1952 cuando sus padres Félix Solís Fernández y Leonor Yáñez se trasladaron a Valdepeñas, donde compraron la Casa del Huerto del Cura para comenzar a elaborar vinos. Hoy día, Félix Solís Avantis está presente en más de 120 países y dispone de bodegas en Valdepeñas, La Mancha, Toro, Rueda, Ribera del Duero, Rioja y China, con una producción anual que supera los 250 millones de botellas. La compañía cuenta con filiales en tres continentes: Europa (Alemania, Francia, Reino Unido y República Checa), América (dos en Estados Unidos) y Asia (dos en China), así como con oficinas de representación en México y Japón, y un proyecto de bodega propia en Chile. Su expansión internacional le sitúa entre las 10 principales bodegas del mundo.
La bodega Pagos del Rey, inaugurada en Fuenmayor (La Rioja) en 2006, es ya una de las mayores de la DOC La Rioja. Localizada cerca del río con vistas a las montañas de la Rioja alavesa, combina la tradición y la arquitectura de vanguardia.
La familia Solís trabaja en alianza con agricultores de la zona y mantiene un acuerdo con la Cooperativa San Esteban, que renovó en 2017 por un período de cinco años, por el que adquiere la totalidad del vino amparado por la DOC Rioja producido por la entidad cooperativa con unas condiciones idénticas a las que aplica a sus proveedores de uva en Fuenmayor. De este modo, la bodega puede disponer de más de seis millones de litros de vino, que suma a los 15 millones que ya venía elaborando en su bodega riojana. Por su parte, San Esteban es la primera bodega cooperativa constituida en La Rioja, en el año 1953. Desde entonces, ha pasado de los 16 socios originales a los más de 350 que la integran en la actualidad.
Bodegas Valoria (Navarro López Bodegas).
Navarro López Bodegas
La empresa valdepeñera Navarro Lopez Bodegas adquirió en 2010 Bodegas Valoria, situada en Logroño y considerada una de las bodegas más antiguas de la DOC Rioja, ya que sus orígenes se remontan a 1860. Según fuentes internas, se sigue manteniendo el espíritu y la filosofía de esta bodega riojana, cuya marca principal es una de las pocas que puede comercializar vinos de viejas añadas, anteriores a 1980. Para mejorar la calidad de los vinos de Bodegas Valoria fueron claves las mejores tecnológicas en la elaboración y la creación de una bodega de crianza con capacidad para 1.800 barricas de roble, dimensionando siempre las instalaciones para un crecimiento gradual y sostenible que salvaguarde la calidad del producto. A partir de los años cincuenta del pasado siglo, la bodega abrió mercados en Austria, Alemania, Benelux, Dinamarca, Inglaterra, Suiza, EEUU y Japón, entre otros países, al tiempo que ganaba presencia en Rioja y el resto del país. La exportación supone el 40% de la comercialización.
Navarro López Bodegas data de 1904, año en el que Juan Megía Sánchez fundó en Valdepeñas la bodega familiar que todavía se conserva. Tras el paso de diferentes generaciones, en 1988, el actual presidente Doroteo Navarro Donado la adquirió para insuflarle un nuevo impulso. En 2001, se trasladó desde el casco urbano de Valdepeñas a la ubicación actual, a escasos metros de la Autovía del Sur, emplazada en medio del viñedo. En 2002, Navarro López comenzó a elaborar Vinos de la Tierra de Castilla y, con posterioridad, incorporó vinos de otras denominaciones de origen de calidad como la DOC Rioja, en 2006, la DOP Ribera del Duero, en 2008, y la DOP Rueda, en 2009. Por último, en 2010, adquirió Bodegas Valoria, su buque insignia en tierras riojanas.
Dominio de Valdepusa, de Pagos de Familia Marqués de Griñón.
Pagos de Familia Marqués de Griñón
Pagos de Familia Marqués de Griñón es una heredad cuya propiedad permanece en manos de la familia desde 1292. La bodega presidida por Carlos Falcó, tiene su sede central en Malpica del Tajo (Toledo), pero sus viñedos se extienden no solo por tierras toledanas, sino también por Madrid, Ribera del Duero, Rueda y Rioja. Precisamente, en 2015 amplió su capital en 6,9 millones con el propósito de reforzar su presencia en la DOC Rioja e introducirse en las denominaciones de origen de Rueda y Ribera del Duero. Además, a partir de ese momento, Bodegas de Crianza de Marqués de Griñón, con quien Carlos Falcó mantenía un acuerdo de comercialización, pasó a convertirse en accionista minoritario del grupo. El objetivo consistía en rediseñar los vinos bajo el concepto de vino de pago y destinarlos a la restauración y a la exportación, a la que ya dedica el 75 % de su producción.
Pero, en todo caso, la trayectoria de Carlos Falcó en Rioja se remonta a hace más de 25 años. En febrero de 1994, tras tres años de investigación y producción en colaboración con Bodegas Berberana en su bodega de Ollauri (La Rioja), firmó una joint-venture para la producción de vinos tintos. Marqués de Griñón cuenta en La Rioja con un viñedo en el Dominio de Susar, en donde conviven la variedad autóctona tempranillo con las foráneas syrah, cabernet sauvignon y merlot, una extensión vitivinícola en la que se utiliza el riego de goteo y el canopy management, sistemas ya utilizados con resultados óptimos en el toledano Dominio de Valdepusa.
Bodegas y Viñedos Labastida (Dcoop-Baco).
Dcoop-Baco
La sección de vinos de Dcoop-Baco, con sede en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), incorporó a su estructura, en el mes de enero de 2016, a la Unión de Cosecheros de Labastida (Álava), la mayor cooperativa vinícola del País Vasco. La operación permitió a la principal cooperativa agroalimentaria española entrar en la DOC Rioja, con marcas como Solagüen y Manuel Quintano y, al mismo tiempo, facilitó a la cooperativa alavesa beneficiarse de la estructura de uno de los grandes operadores del vino español, que exporta alrededor del 90% de su producción a países de Europa, Asia y América.
El Grupo Dcoop-Baco, con una facturación anual de alrededor de 60 millones de euros, cuenta actualmente con 17 cooperativas asociadas, que agrupan una producción de más de 200 millones de kilos de uva de 9.000 viticultores, 37.000 hectáreas repartidas en seis denominaciones de origen y una indicación geográfica de Vino de la Tierra.
Por su parte, Bodegas y Viñedos Labastida, fundada en 1965, está integrada por un centenar de viticultores que cultivan unas 400 hectáreas de viñedo que, a su vez, producen una media de 2,5 millones de kilos de uva. Las variedades predominantes son las tintas (tempranillo principalmente, y garnacha) aunque también cultivan castas blancas como la viura y malvasía, dentro de La Rioja Alavesa y La Rioja Alta, en el marco de la DOC Rioja.
Basilio Izquierdo Torres (Bodegas Basilio).
Bodegas Basilio
Al margen de las grandes operaciones empresariales, existe también una reducida pero muy prestigiosa presencia de ‘enólogos-bodegueros’ manchegos en La Rioja. Basilio Izquierdo Torres (Socuéllamos, Ciudad Real, 1947) es uno de esos grandes enólogos que ha recorrido una brillante trayectoria desde sus primeras vendimias, hace más de cuatro décadas, hasta alumbrar, en el año 2007, una pequeña bodega familiar sobre los cimientos de un profundo conocimiento del viñedo. Con apenas 27 años accedió a la Dirección Técnica de la histórica Bodegas CVNE, de Haro (La Rioja), cargo que desempeñó hasta mediados de 2006 y que compatibilizó con la Dirección Técnica de Viñedos del Contino en los períodos 1974-1979 y 1981-1998. Pero desde hace unos años, el enólogo manchego vive entregado en cuerpo y alma a Bodegas Basilio Izquierdo, un sueño con nombre propio que no deja de ser un modo de "volver a beber de las fuentes", de regresar a una Rioja "que está en el principio de todo lo que es hoy esta Denominación de Origen".
Miguel Ángel de Gregorio (Finca Allende).
Finca Allende
El otro nombre propio es Miguel Ángel de Gregorio, nacido en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) y propietario y director técnico de Finca Allende, bodega con la que ha elaborado vinos de gran singularidad y reconocimiento como Allende, Aurus, Calvario y Mártires. Considerado durante muchos años uno de los bodegueros más influyentes de Rioja, presume de haber seguido siempre su propio camino, a contracorriente, distinto en todo caso del definido tradicionalmente. Ingeniero agrónomo de formación, desde pequeño vivió a la sombra del viñedo bajo la atenta mirada de su padre, Nicolás de Gregorio, viticultor de Marqués de Murrieta. Tras asumir con apenas 25 años la Dirección Técnica de Bodegas Bretón, una joven bodega que convirtió en un referente de los llamados “vinos de alta expresión”, decidió crear Finca Allende, proyecto personal situado en Briones que consolidó alcanzando gran norotiedad internacional. En 2007 vio la luz, también en Briones, su otro proyecto riojano, Finca Nueva, nacido como “una apuesta simpática, divertida y asequible”. Y, finalmente, en 2014 decidió cerrar el círculo. Tras un año de intensas negociaciones, el bodeguero manchego adquirió Bodegas Bretón, la empresa en la que había iniciado su trayectoria profesional.